21 de febrero de 2011

LA OBSERVADORA: EL ¡HOLA! DE ESTA SEMANA, 23 DE FEBRERO

Esta semana, entre los modelitos de los Goya y los modelitos de la boda de Toñi Salazar, no damos abasto. El post será un poco largo porque hay mucho que comentar (aunque poco que imitar). Allá va lo que hay que copiar y lo que no:

El estilo playero de Chábeli es indescriptible (pág. 12-13). Meterse en la arena con zapatos ¡de piel! con cuña, trench rosa, pañuelo de señorona y pamela gigante es un despropósito. Los zapatos los habrá tenido que tirar en cuanto ha llegado a casa...

No sabemos si es peor el estilismo de Campanario con pseudo-peep toe que parecen zapatillas de ir por casa de verano o el “conjuntito” tejano de la Esteban (pág. 34). Terribles ambas.

¡Esta vez sí! Sara Carbonero acierta con el estilismo. Total look negro con vueltas en blanco, medias tupidas y botines cortos. Aunque le hace falta engordar un par de kilos para que los botines no le bailen (pág. 40).



Especial premios Goya

Espectacular Lydia Bosch de arriba a abajo (pág. 45). En color champagne, un vestido vaporoso con cintura en pedrería. Y la chaqueta con vueltas de piel en las mangas. Un maquillaje suave pero espectacular y un peinado informal para quitarle seriedad al conjunto. Un diez.

Terrible María Valverde, a pesar del collarón de valor incalculable que le había cedido una joyería (pág. 45). El vestido nude era una sucesión de colgajos. Que si por delante me sale un pico, que si por detrás tengo tres colas, que si el drapeado hace un agujero aquí que si se me ve un omóplato pero el otro no. Por favor, era una obra de ingeniería inconclusa y a la pobre le iban pisando la tela del vestido todo el rato.

Mabel Lozano se plantó el mismo vestido que llevó Núria Fernández-Tapias a la gala de Porcelanosa de la semana pasada (pág. 51). Un palabra de honor lila con un pompón en el escote. Si la semana pasada nos pareció que el color estaba out, que sobraba el pompón y que era de señorona, pues esta semana repetimos lo mismo.

Nada favorecedor era el escote de Aitana por muy Carolina Herrera que fuera el vestido (pág. 56). También horroroso, y de la misma CH, era el vestido de Ana Álvarez. El estampado del cuerpo era rarísimo y parecía que se había puesto el cinturón del albornoz (pág. 61). Escogieron lo más feíto de la tienda…

Nunca, nunca, se lleva bufanda colgando del cuello o del hombro cuando se va de gala. Incorrectas Aruca, mujer de Emilio Aragón (aunque es su estilo habitual) y la novia de Imanol Arias, Irene Meritxell, que, para más inri, llevaba una cara gigante de Goya pintada por ella misma. Creería que era un guiño de buen gusto, pero se confundió… (pág. 63).

Muy acertada y muy favorecida, Silvia Abril (pág. 65). Moderada en joyas y con un sencillo clásico palabra de honor con falda trapecio en azul pavo de seda salvaje. Un notable alto con el que se gana la flecha verde.



Fue la noche del negro y del rojo, los colores tendencia para ir de fiesta o de ceremonia esta primavera-verano. Las que se decantaron por el rojo destacaron menos porque se confundían con la alfombra, pero en el escenario estaban muy favorecidas. Aquí va la lista del negro y el rojo.

Belén Rueda, con un asimétrico y un clutch animal print muy acertado; Maribel Verdú, la más estilosa en negro, también asimétrica; Nawja Nimri, de tendencia total con un vestido entallado de encaje muy arriesgado (la chica estuvo atinada poniéndose un forro nude para no llamar la atención); y, la mejor, Silvia Abascal, con un palabra de honor de Caprile en paillette nude con lazada trasera y cola de gasa en negro. Esta chica tiene clase, y eso se nota. También perfecta, aunque en otro estilo, Elena Ochoa: cómo ser una señora y darle un toque juvenil con un collar de hojas de oro a un conjunto muy sobrio. Trendy.

Carolina Bang, con un modelo drapeado vintage que le hacía mucha más cadera de la que tiene y que le ponía años encima; Pilar López de Ayala, de las pocas que iban de corto, con un vestido raruno y un pelo más raruno aún pero que ella llevaba con dignidad; y Cayetana Guillén Cuervo, que intento ser la prota de “La Dolce Vita” con un vestido palabra de honor negro y un peinado de ondas, pero no lo consiguió porque le faltan curvas y altura.

Dafne Fernández, con un vestido corto de encaje con falda de vuelo tipo tul muy poco acertado; Laura Pamplona, con otro desatino; Olivia Molina, con un “fourreau” de paillette que le hacía el trasero bajo y un tipo muy extraño; y Carmen Machi, que sabemos que lo intentó, pero no lo consiguió y se echó años encima.

Marisa Paredes, que vaya o no de Sybilla (este año no confió en ella), tiene verdadera clase y sabe que a determinadas edades no se puede ir enseñando la piel sobrante de los antebrazos. Un vestido rojo con mangas y volante en un hombro que le sentaba como anillo al dedo.

Lucía Jiménez, con un palabra de honor con drapeado en el escote, hubiera sido flecha verde si su vestido no hubiera estado arrugado como un higo;  Sílvia Marsó, con un vestido demasiado sencillito, correcta pero poco llamativa de no ser por el color.

Verónica Forqué, sin sujetador y con un vestido que aún acentuaba más la escasez de turgencia; Ana Belén, que no podía negar que su vestido era de Felipe Varela, porque tenía ese punto cursilón de tules con cristalitos a la cintura; y Nora Navas, que parecía que llevaba un pareo rojo que se había anudado a la cadera para que no se le cayera. 


Especial boda de Toñi Salazar

Nos hemos contenido y no hemos querido echar mucha leña al fuego porque, al fin y al cabo, todas las bodas son acontecimientos felices y no hay que aguar la fiesta a nadie, pero es que viendo los modelitos de la boda de Toñi hemos comprendido que ¡Aún queda tanto por hacer en nuestra tarea conjunta de concienciación estética! Sólo algunos comentarios, sin hacer mala sangre, pero es que es necesario…

Al vestido principal de la novia no le faltaba detalle: brocados, encajes, tornasolados, volantes, y brillantes de cristal colgando del ramo de rosas rojas. ¿Dónde ha quedado lo de “menos es más”? Muy sencillo y discreto todo… arrrrgggg…daba grima lo recargado del conjunto.

¿Y el traje del novio? Nos demuestra que nuestra idea de hacer un post con lo que los hombres no deben ponerse en las bodas es necesario. Ese gris tornasolado, tipo plata brillante, con el pelo engominado igual de brillante es una oda al estilo ochenteno de “Corrupción en Miami”. Un desastre.

Viendo cómo fue vestida a la boda Aurora Gaviño, diseñadora de los vestidos que lució la novia, ahora lo entendemos todo. La diseñadora de verde esmeralda con ¿chal? negro y pelos de espanto llamaba la atención, por mal vestida. 

Ana Obregón con un tocado tipo merengue blanco en la cabeza y guantes blancos. Con un total look (zapatos incluídos) de topos blancos sobre fondo negro. Vale, los topos son tendencia, pero no para una boda, por favor. De todas formas, tal y como estaba el look general, alguna flecha amarilla había que poner y se la ponemos a Obregón por ser siempre fiel a su estilo.

¿Quién vistió a Chayo Mohedano? Si nos dicen que tenemos que ir a comprar ese vestido y esas sandalias, no sabríamos dónde acudir. Creemos que es la cosa más fea que hemos visto en años. Con rayas negras verticales sobre fondo color grosella y con unos trozos de tela color champagne cosidos a la altura del pecho. Torerilla de punto negra y unas sandalias plastificadas tipo playeras con tacón que también son de lo peor. Que no nos tiemble el pulso: un cero patatero.

No es que nos parezca el no va más, pero la presencia, y el modelo, de María Pineda en la boda, es un soplo de aire fresco y de cordura, con una túnica nude bordada en negro. ¡Gracias María! No sabes la alegría que nos has dado pudiendo poner una flecha verde en esta boda.

2 comentarios:

  1. HastA hoy no he podido "estudiar" el Hola de los Goya. En genEral me han gustado los vestidos, coincido bastante contigo Vicbridge pero el vestido de Ana Belen considero que no le sienta mal y los cristalitos no son demasiado significativos. Lucia Jimenez esta justita, como dices el vestido no le sienta mal pero hay alguna cosa que no convence. Coincido en que Lydia Bosch está espectacular sin un pero.

    La boda de Toñi no he podido con ella. Sí te queda mucho trabajo por hacer. ¡Animos!

    MMM

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  2. Hola MMM,
    ¡gracias por los ánimos!Es que la boda de Toñi fue mucha boda... En fin, que me alegro de que sigamos coincidiendo en gustos.

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